Noelia Real dejó su trabajo como ingeniera para cumplir sus sueños. Ahora se está formando a través de un Certificado Profesional impartido por la Fundación Laboral en Cantabria, para tener los conocimientos prácticos suficientes y ejercer como docente en la rama de electricidad
Hace un año, Noelia era ingeniera en materia de electricidad y eficiencia energética. Sin embargo, en enero decidió cambiar de vida: dejó su trabajo y decidió reciclarse. Conoció a la Fundación Laboral y después de hacer prácticas como docente en uno de los cursos de la entidad paritaria, Noelia se ha lanzado a formarse a través del Certificado Profesional de “Montaje y Mantenimiento de Instalaciones Eléctricas de Baja Tensión», en el Centro de Formación de Revilla de Camargo, en Cantabria. Cuando termine, Noelia ya tendrá los conocimientos prácticos necesarios para poder ejercer como docente. La teoría ya la tiene, y las ideas claras, también.
PREGUNTA.- ¿A qué te dedicabas antes de empezar tu formación en la Fundación Laboral?
RESPUESTA.- Trabajé 15 años como ingeniera, desde 2004 hasta enero de este año. Primero trabajé en la rama de topografía hasta que, con la crisis, cambié al tema eléctrico y a la eficiencia energética. En enero, aunque tenía la oportunidad de trabajar, tomé la decisión de dar un giro a mi vida laboral y cesar en mi trabajo. En esa época de mi vida me lo podía permitir y era una espinita que tenía ahí clavada.
P.- ¿Cómo conociste el Certificado de la Fundación Laboral?
R.- Después de dejar mi trabajo empecé un Certificado de Docencia para Formación. Fue entonces cuando mi profesora me encontró las prácticas en la Fundación, porque aquí había cursos relacionados con temas en los que yo había trabajado, como la eficiencia energética, así que hice las prácticas en el Certificado de energías renovables.
P.- ¿Cuál fue tu experiencia como docente en la Fundación Laboral?
R.- Estuve diez días de prácticas, unas 40 horas. Di alguna que otra clase, ayudaba al docente a corregir, y escuchaba y aprendía lo que podía de él, que es lo importante de las prácticas. Dando la última clase el profesor me dijo que lo hacía bien, que controlaba. No tengo ese miedo escénico de encontrarme con los alumnos. A mí esto me está gustando mucho y, al menos, lo voy a intentar. Siempre tendré tiempo de volver a lo que estaba haciendo antes.
P.- ¿Qué planes tienes para cuando acabes tu formación?
R.- Una vez termine los estudios podría dar parte de este Certificado, ya que hay falta de docentes en esta área. Ahora mismo la teoría sí la podría dar, pero la práctica no. No me he dedicado al montaje, entonces no me veo capacitada. Decidí hacer el Certificado y aprender, no solo a manejar la parte eléctrica, sino también cómo se da clase. Estoy viendo el curso desde dos puntos de vista: tanto la parte eléctrica más práctica, donde estoy aprendiendo muchísimo, y la forma en cómo se imparte.
Cuando le cuento a la gente que en enero me fui de mi trabajo, les digo que no quería trabajar, que yo quería formarme y hacer esto. Y la gente me dice que no estoy loca, que tengo las ideas claras. Y me animan a que tire para adelante. Y es lo que tenemos que hacer: tener las ideas claras, y creérnoslo. Las chicas nos lo tenemos que creer para conseguirlo. Pero mientras no nos lo creamos, va a costar mucho.
P.- ¿En tu trabajo como ingeniera tenías contacto directo con el trabajo a pie de obra?
R.- Cuando era ingeniera, yo auditaba, tenía que ver las instalaciones, ya que me encargaba de medir, comprobar. Ahora lo que estoy viendo en el curso es cómo se llega a crear esa instalación. Antes me encontraba las instalaciones hechas y hacía mediciones sobre ellas. Ahora estoy aprendiendo a montar esas mismas instalaciones.
P.– ¿Durante tus años como ingeniera coincidiste con otras chicas?
R.- Es verdad que siempre predominan más los chicos, pero tengo que decir que, en materia de eficiencia energética, en oficinas, sí hay chicas, menos que chicos, pero bueno, en todas las empresas en las que he estado he coincidido con chicas. En topografía no tanto, pero en la parte de eficiencia energética, sí.
P.- ¿Cómo fue tu primer día en el curso?
R.- Mi primer día fue tan normal como si hubiese ido a una charla de eficiencia energética, con gente de todas las edades. Me integré tanto que, aunque todos se conocían de un certificado anterior, compartimos dudas y ejercicios desde el minuto uno. No me he sentido excluida por parte de mis compañeros en ningún momento.
P.- ¿Tienes buena relación con tus compañeros? ¿Hay más chicas en el curso?
R.- Estoy muy contenta. Es un grupo donde soy la única chica pero desde el principio me han acogido súper bien, porque tengo compañeros de todo tipo, desde jovencitos, hasta gente bastante mayor y nunca he tenido ningún problema por ser chica. Al contrario, me tienen como a una más, y yo también tengo la actitud de ser una más.
P.- ¿Qué es lo que te parece más interesante de lo que estás viendo en el curso?
R.- Lo que más me gusta es entender cómo funcionan las cosas, no hacer las cosas por hacer. Ahora estoy entendiendo cómo se hace, porque me viene bien para comprender y aprender. Si no entiendes una cosa y en un mes te pido que lo hagas, no lo vas a saber hacer. A mí este curso me está ayudando a comprender cómo llegamos a que funcione la instalación. Y eso me está encantando de este curso.
P.- ¿Y como futura docente?
R.- He tenido tres profesores y ha habido de todo. De los tres, el que más me está gustando es el que tengo ahora porque está enseñando qué es, para qué sirve y cómo se hacen las cosas, y eso es lo que yo necesito. En este curso aprendo electricidad, pero también lo que se debe hacer en la docencia y lo que no. Cuando sea docente, mis alumnos tendrán que saber qué y cómo hacer las cosas para saber desenvolverse. Esto no consiste en hacer un test y aprobar, esto tiene mucha práctica. Es lo bueno de estos certificados, y animo a todas las chicas a que prueben, que vayan y aprendan, y luego ya que tomen la decisión de si quieren seguir en este sector o no.
P.- A lo largo de este Certificado también haréis prácticas en empresas del sector…
R.- Yo ya tengo pensado con quién las voy a hacer. Se lo he transmitido al profesor y le parece bien. Es una empresa que conozco. Después de trabajar como ingeniera durante tanto tiempo, tenía relación con empresas eléctricas. Una de ellas me ha dicho que no hay ningún problema, y me incorporaré allí. Ya sabes que a las chicas a veces les cuesta encontrar prácticas. Aunque yo nunca me he visto excluida en mis puestos de trabajo, creo que se sigue siendo un poco machista en el mundo laboral. Y habrá que luchar contra ello.
P.- ¿Por qué crees que no se animan más chicas a hacer este tipo de cursos?
R.- Yo no creo que no se animen, yo creo que las chicas seguimos pensando que la sociedad, en estos trabajos, nos excluye. Al pensar eso, nosotras mismas creemos que van a escoger a un chico antes que a nosotras. Nos resistimos a pensar que somos una más y que podemos hacer el trabajo igual que ellos. Yo creo que, en materia de electricidad somos incluso más meticulosas, y que podemos dar una vuelta de tuerca a este sector. En mi opinión, nosotras mismas nos excluimos al pensar que los demás no nos quieren.
Yo creo que si a las empresas les empezaran a llegar más currículums de chicas, valorarían darles la oportunidad. Pero al no recibirlos, no nos eligen. Cambiar todo esto no se consigue en poco tiempo. Debemos luchar y decir “estamos aquí, podemos hacerlo”.
P.- ¿Cómo crees que va a evolucionar el sector en los próximos años?
R.- A mí me gustaría que hubiera más chicas, me encantaría, pero me cuesta creerlo porque, por ejemplo, estoy en un certificado donde, de once personas, yo soy la única chica. Por eso me cuesta ver a chicas en las instalaciones, y yo creo que va a costar mucho. ¿Hay que luchar? Desde luego. Igual que hemos conseguido otros derechos, creo que podemos conseguirlo, y me encantaría, pero no lo veo a corto plazo, sino a largo.