“Por ser mujer te dicen que el trabajo en la obra va a ser muy duro y que no vas a poder, y yo claro que pude»

“Por ser mujer te dicen que el trabajo en la obra va a ser muy duro y que no vas a poder, y yo claro que pude»

Inma Ocaña, tras más de diez años como pintora, acaba de terminar el Certificado Oficial de Pintura Industrial en Construcción de la Fundación Laboral para cualificarse y mejorar su situación laboral

Tras muchos años como vigilante de seguridad, Inmaculada Ocaña decidió probar suerte en el sector de la construcción. Desde hace más de una década, Inma se dedica profesionalmente a la Pintura, un oficio que le entusiasma y en el que no deja de formarse. Acaba de finalizar el Certificado Oficial de Pintura Industrial en Construcción con la Fundación Laboral, con el objetivo de poder encontrar un trabajo mejor como Oficial de pintura.

PREGUNTA.- ¿Por qué decidiste inscribirte para realizar el Certificado Oficial de la Fundación Laboral de la Construcción?

RESPUESTA.- Yo llevo tiempo trabajando en la pintura. Empecé como peón en el año 2004 y desde entonces he ido formándome y trabajando como pintora. Sin embargo, pensé que con el certificado tendría más posibilidades de encontrar trabajo, y me inscribí en el curso. Además, con esta formación de nivel 2 puedo aspirar a trabajar como Oficial de pintura.

P.- Además de como pintora, ¿has trabajado en algún oficio más relacionado con la construcción?

R.- Desde que empecé en 2004, sólo he trabajado en el sector. Cuando no he trabajado como pintora, he estado haciendo chapuzas. He conocido a varios oficiales durante estos años, y he estado trabajando en esto. He aprendido mucho. Pero lo que más me gusta es la pintura. Después del Certificado que realicé con la Fundación Laboral y que acabé a principios de este año, estuve haciendo unas prácticas de pintura en Ifema, hasta hace poco. Me encantaron, me hubiera quedado allí a trabajar. Ojalá encuentre pronto un trabajo así.

P.- ¿Por qué decidiste probar suerte en el sector de la construcción?

R.- Con 18 años fui parte de la primera promoción de mujeres vigilantes de seguridad en Madrid. Trabajé muchos años en la vigilancia; el horario de noches me venía muy bien para cuidar de mis hijos. Pero llegó un punto en el que mis hijos se hicieron mayores y tenía que trabajar muchos festivos en los que mi familia estaba en casa. Cuando me quedé en el paro, me ofrecieron esta salida, que desde siempre me había gustado, y aquí estoy, intentándolo.

P.- ¿Dudaste en algún momento en lanzarte a este sector por ser mujer?

R.- No, en absoluto. Al trabajar en la seguridad ya había trabajado con muchos hombres y estaba muy habituada a ello. No me eché para atrás.

P.- ¿Cómo te imaginabas que sería trabajar como profesional de pintura?

R.- No sé hasta qué punto me imaginaba el sector antes de formar parte de él. A decir verdad, no me ha sorprendido demasiado. Lo que más me asustaba al empezar era el primer día en la obra, pero el segundo día ya me relajé y tiré hacia adelante. No me ha sorprendido mucho.

P.- ¿Cómo fue tu primer día en una obra de construcción?

R.- Me llamaron desde el paro porque necesitaban pintores en una obra el día siguiente. Esa noche recuerdo que me despertaba cada dos por tres, porque a mí me habían hablado de la obra como algo muy duro, y tenía que dar la talla. Te dicen que por ser mujer eso va a ser muy duro y que no vas a poder. Y yo me decía a mí misma que tenía que poder. ¡Y claro que pude!

P.- ¿Cuál fue la reacción de tus compañeros al verte en la obra?

R.- Fue alucinante: allí todos eran hombres. Algunos me decían: – “¿A ti cómo te mandan a trabajar aquí?”. Yo les decía que iba a hacer lo mismo que ellos: trabajar. Al principio se extrañaban al verme, pero luego me vieron pintar y vieron que era como un compañero más.

P.- ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo como pintora?

R.- Mi trabajo me relaja mucho y me entusiasma. Yo entro a un sitio y me fijo en un montón de detalles relacionados con la pintura, no puedo evitarlo. Y cuando salgo de una sala que acabamos de pintar, lo que más me gusta es la satisfacción que me da cuando veo lo bien que se queda. El caso es que esté todo bien pintado y ser detallista. Y también dejarlo siempre todo limpio.

P.- Si volvieras a nacer, ¿te dedicarías a la pintura antes de lo que lo has hecho?

R.- No lo dudes ni un momento. Hubiera empezado de joven. La verdad es que he sacrificado mucho en materia laboral por mis hijos, pero volvería a hacer ese sacrificio. El mayor ya trabaja como arquitecto y el segundo está estudiando otra carrera. Me siento muy orgullosa y ha merecido la pena.

P.- Seguro que alguna vez te has encontrado con gente ajena a la obra a la que también le ha sorprendido verte trabajando en la construcción…

R.- Cuando le digo a la gente que soy pintora, me preguntan por el tipo de cuadros que pinto. Yo les digo que no pinto cuadros, que pinto paredes, porque no se imaginan que sea ese tipo de pintura. Pero yo creo que, aunque sea una cosa muy puntual, cada día hay más mujeres albañiles, pintoras…

P.- ¿Has coincidido con más mujeres en la obra?

R.- En las obras en las que he estado sí que ha habido más mujeres, pero sobre todo en las oficinas. En el mundo de la pintura he conocido pocas mujeres. Hay algunas que se animan a formarse y a hacer prácticas, pero que luego quieran trabajar y dedicarse a ello, no hay muchas, yo creo que solo he conocido a un par de ellas.

P.- ¿Por qué crees que las mujeres no se animan a trabajar en el sector?

R.- Yo creo que porque se piensan que es un trabajo más duro, de lo que realmente luego es. Este tipo de trabajos te tienen que gustar. La gente me dice que la pintura es un rollo, pero a mí me encanta, me da mucha satisfacción.

P.- ¿Crees que te cuesta más encontrar trabajo por ser mujer?

R.- Hay ofertas en el sector; el caso es que quieran contar con una mujer. Hay una serie de prejuicios con las mujeres, y más con mi edad. Se creen que somos más curiosas y que vamos a ser más detallistas. Pero no piensan en que físicamente podemos ser igual de fuertes que un hombre, y yo cojo los cubos igual que mis compañeros. Un día me vieron subida a lo alto de una escalera y me dijeron que me bajara porque me podía caer. Cualquiera que se suba se puede caer. Claro que me puede pasar, pero igual que a mis compañeros.

P.- ¿Y has coincidido con gente joven?

R.- Sí, pero solo chicos. En algunos cursos sí me he encontrado con alguna chica, pero en la obra, sólo chicos. Algunos jóvenes y muy trabajadores. Esto les tiene que gustar a los jóvenes. Hay muchos que están estudiando o trabajando de otra cosa… Estos oficios te tienen que gustar.

P.- ¿Cómo crees que va a evolucionar el sector en los próximos años?

R.- Yo lo veo un poco duro. Se necesita gente y a mí me cuesta encontrar empleo y eso significa que hay algo que no está funcionando bien. Pero yo creo que algo tiene que cambiar porque, de seguir así, va a haber muy pocos jóvenes en el futuro del sector.

P.- ¿Qué le dirías a una chica joven que se plantea meterse en el sector de la construcción?

R.- Yo le diría que si le gusta, que se anime, luche por ello y tire hacia adelante. Que lo intente, que lo va a tener mucho más fácil que yo. Yo creo que hay que luchar por lo que te gusta. Yo lo intentaría, sin lugar a dudas. Y volvería a hacer lo que he hecho, con sus pros y sus contras. El sector está cambiando.